martes, 7 de enero de 2014

Y empezamos de nuevo



Año nueva, vida nueva… lavando las heridas en el mar junto con el ultimo atardecer. No soy de vacacionar en el mar, el sol y yo no nos llevamos bien, me gusta más el clima frio, ver la nieve y sentir la brisa fría en la cara pero debo admitir que estar recobrando energía bajo el resguardo de una palapa y pasar el día escuchando las olas del mar tuvo una melodía encantadora y reconfortante.

Tomando ya valentía, aborde con bravura y algo de ingenuidad destilados de agave, dejando un resumen de daños medio considerables; dando un grito de poco sentido común, cenar mucho un día después me dejo fuera de circulación y no disfrutar la última sesión de playa y poder desayunar como es debido para agarrar el  volante de regreso a tierras DeFeñas. Casi dos días sin comer y una manejada de 8 horas creo que son buena lección para iniciar el año


En otro menester

Pensaba en mi revolución nocturna sobre cómo vamos cambiando y me pregunte si al ver en el espejo vería la misma persona de hace dos años, sin embargo, volví a repetir la pregunta para escucharla como es debido y me pareció errónea, mas porque me causaba un poco de consternación el temor a no poder reconocer a quien estuviera ahí, que pareciera mas una ventana a la estancia de otra persona y para tal caso, no vi causa para temer, los tiempos cambian, vamos por la vida, luchando y sanando heridas, cicatrices que cubren nuestros cuerpo, son las medallas por haber sobrevivido, nos transforman y se vuelven mapa de nuestro recorrido. No creo que sea una mejor persona, llevo más corazas  y con los sentidos alerta, -paranoico, eso si sigo como ayer-  pero esto si puedo sentir: viajo más ligero, con el equipaje necesario y recuerdos dignos de añorar. 

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