martes, 18 de marzo de 2014

Habrá que creer

Este fin de semana fue de recordatorios y de lecciones de esperanza.

Tenía más de dos años que no nos veíamos, en algunas ocasiones platicamos poco tiempo, nuestro trato era cordial y siempre creí que tu alegría era contagiosa, tenias esa aura diferente a la vibra donde trabajabas pero nunca me detuve a pensarlo a fondo, hiciste amenas esas horas de espera y un día sin más, no hubo contacto.

Nos vimos un viernes y platicamos, fue una sensación extraña, como dos extraños en el tren que van a un mismo lugar, leyendo el mismo libro y así, obtienes un lazo más que sola coincidencia.  Es radiante, me repito en un par de ocasiones, no como lo dice un niño enamorado de su maestra en la primaria, es como la luz de sol en invierno, de esos unicornios en una tierra desolada, en una estepa ártica. El mundo sigue girando, como dicen la canción, “como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”… pero tú por otro lado, tiene mucho tiempo que no veía a alguien con esa nobleza e inteligencia reunidas, viajas ligero y después de todo creo que este mundo no solo está enfermo, hay algo de sentido y orientación.


Mis palabras no son de sentimientos embelesados, son de sorpresa y admiración…. Veamos donde lleva este tren, que nuestras rutas compartan algunas paradas…

y en otro lugar de este país...

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