Este
fin de semana fue de recordatorios y de lecciones de esperanza.
Tenía
más de dos años que no nos veíamos, en algunas ocasiones platicamos poco
tiempo, nuestro trato era cordial y siempre creí que tu alegría era contagiosa,
tenias esa aura diferente a la vibra donde trabajabas pero nunca me detuve a
pensarlo a fondo, hiciste amenas esas horas de espera y un día sin más, no hubo
contacto.
Nos
vimos un viernes y platicamos, fue una sensación extraña, como dos extraños en
el tren que van a un mismo lugar, leyendo el mismo libro y así, obtienes un
lazo más que sola coincidencia. Es
radiante, me repito en un par de ocasiones, no como lo dice un niño enamorado
de su maestra en la primaria, es como la luz de sol en invierno, de esos
unicornios en una tierra desolada, en una estepa ártica. El mundo sigue
girando, como dicen la canción, “como siguen las cosas que no tienen mucho
sentido”… pero tú por otro lado, tiene mucho tiempo que no veía a alguien con
esa nobleza e inteligencia reunidas, viajas ligero y después de todo creo que
este mundo no solo está enfermo, hay algo de sentido y orientación.
Mis
palabras no son de sentimientos embelesados, son de sorpresa y admiración…. Veamos
donde lleva este tren, que nuestras rutas compartan algunas paradas…
y en otro lugar de este país...
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